viernes, 4 de mayo de 2012

TRACKS DEL DIABLE (ABRIL 2012)

Año a año, poco a poco, pedal a pedal, un grupo de liebres seguimos viviendo experiencias y coleccionando recorridos y rutas en diferentes destinos de nuestra geografía, con un denominador común, conocer nuevas tierras, caminos, senderos, montañas y hartarnos de pedalear horas y horas seguidas durante varios días. En esta ocasión, y después de anteriores rutas pirenaicas (pedals de Foc, pedals de Occitania, Pirenés Epic Trail), tres liebres (José Ramón, Salva y Andrés) nos decantamos, para estas fechas más primaverales, por la ruta Tracks del Diable en el pre-pirineo catalán. Esta ruta discurre por la comarca de Osona, con inicio/fin en la población de Torelló, y consta de 217 km de recorrido, con 6.790 metros de desnivel positivo acumulado (también en modalidad Non Stop).
Para ello, contactamos con la organización y reservamos transporte de equipaje y alojamiento para tres etapas suficientemente cargadas de kilómetros, horas de pedaleo y desniveles.

Etapa 1: Torelló-Sant Andreu de la Vola  (75 Km. 2.437 m de desnivel)
A las 9:00 h comenzamos a pedalear, bajo un cielo cubierto, desde la oficina de Tracks del Diable, acompañados por un coche de la organización hasta las afueras de Torelló. Tres liebres y tres GPS que se despistan, en la impaciencia del inicio, en el primer cruce de caminos.
Los primeros 10-12 kilómetros discurren por diversos caminos y pistas, con algunos cruces de torrentes y el río Ges, entre explotaciones ganaderas y agrícolas, en el tramo menos atractivo de la ruta. 
Posteriormente, el recorrido mejora sustancialmente y empieza a transmitirnos la esencia y sensaciones de lo que va a ser la tónica de estos días, senderos en buen estado, caminos rotos y solitarios, bosques de hayas y robles, laderas salpicadas de vegetación, arroyos, barrancos, ríos, resaltes rocosos, etc., es decir, btt, naturaleza y montaña en estado puro. 
Pasamos Santa María del Corco, Cantonigros y llegamos a Tavertet, pintoresco pueblo encaramado en una altiplanicie rocosa. A partir de aquí (Km 40) y hasta el Salt de Sallent (Km 55), continuamos por una serie de caminos, bordeando y al filo de unos impresionantes resaltes rocosos, que nos regalan unas majestuosas vistas del valle, embalse, ríos y sierras circundantes. Un auténtico balcón natural, una verdadera delicia, que, a buen seguro, es uno de los mejores tramos que he tenido oportunidad de pedalear.

Paramos a comer en uno de los miradores de la zona (Mirador del Silencio), contemplando esta auténtica maravilla natural y a continuación nos dirigimos al turístico pueblo medieval de Rupit, en donde, además de cruzar por su puente colgante y circular por sus calles, aprovechamos para tomar un café. 
Continuamos por tranquilos caminos entre prados y bosques de hayas y hacia el tramo final de la jornada, nos sorprenden unos atractivos y entretenidos tramos de sendero.
Comienza a llover ligeramente y poco después, a las 17:40 h, llegamos al alojamiento (en las proximidades de Sant Andreu de la Vola), una confortable cabaña de madera con estufa de leña, justo cuando empieza a arreciar la lluvia. Todo parece ir bien, primera jornada y, aunque JR no se ha librado de experimentar una descarga eléctrica de una alambrada ganadera, hemos conseguido esquivar al diablo del barro y la lluvia.
 Datos GPS:
Distancia: 80,5 km
Desnivel acumulado: 2.420 m            Altura máxima: 1.117 m
Tiempo en movimiento: 06:40 h         Velocidad media (mov): 12,1 Km/h
IBP: 165

Etapa 2 (Sant Andreu de la Vola- Santa Eulalia de Puig-Oriol): 78 Km. 2.537 m desnivel
A las 8:30 h comenzamos a pedalear, después de un copioso desayuno (y de la excelente cena de la noche anterior), junto con los 10 componentes del grupo de Sant Sadurní d´Anoia. Circulamos por pistas, cruzamos ríos y pedaleamos por estrechos senderos en laderas de densa vegetación.
A unos 8,0 km del inicio comenzamos un duro ascenso (Cuesta de la Muerte), alcanzamos un collado, continuamos el descenso por prados y bosques de hayas y robles y llegamos a Vidra (punto de control). A continuación tomamos una larga pista, en prolongado ascenso, hasta alcanzar la máxima cota del día y de la ruta (1.337 m). Llegamos a unos tramos embarrados, con grandes surcos, los cuales podemos ir esquivando puntualmente por los lados del camino o a pie, aunque sin evitar que las bicis, cadenas y cambios acaben cubiertas de barro y comiencen a aparecer los primeros problemas mecánicos.
Después de un largo descenso, pasamos por Santa María de Besora, enlazamos con un tramo de sendero y circulamos por un camino, con numerosos cruces de la Riera de la Foradada (en uno de los cuales resbalo y pongo “cuerpo al agua”), hasta llegar a Santa Quirze de Besora.
Tomamos un bocata, acompañado de la correspondiente cerveza y café, en la soleada terraza de un bar y sin más dilación (todavía nos queda la mitad del trayecto) continuamos la ruta mientras el grupo de Sant Sadurní come (como Dios manda) en un restaurante. Unos primeros kilómetros por asfalto a los que les siguen unas pistas y caminos en continuo sube-baja. Paramos en una masía abandonada y JR se da cuenta de que se ha dejado el teléfono móvil (última generación) en el “aseo” del bar donde hemos comido (hay que ver como cambian las costumbres, los de mi generación, al “trono”, nos llevamos revistas o tebeos y no artilugios electrónicos como estos jóvenes de hoy en día). Una rápida llamada a Jordi y poco después nos confirma que lo ha localizado.
Seguimos por unos caminos rotos, con fuertes y numerosos repechos y comenzamos a tener problemas con la cadena (se engancha y bloquea con el plato pequeño), lo que nos obliga a pedalear con plato mediano, cargando todavía más las piernas, o a poner pie a tierra en más tramos de lo deseado. A falta de aceite, lubricamos (o limpiamos) la cadena con agua, aunque sin resultados. Ya no nos preocupa el cansancio, subidas, horario o lo que nos queda de ruta, en este momento nuestra única preocupación es llegar a Alpens y conseguir un lubricante apropiado (tomamos nota para el próximo día y próxima ruta).
Salimos de Alpens, contentos y con nuestras bicicletas como recién salidas del taller (hay que ver lo que hacen unas gotas de aceite de oliva), inicialmente por unas pistas en llaneo o suave descenso, a las que les siguen unas subidas y duras rampas que nos obligan, después de tantas horas, a pelear cada kilómetro y cada metro de ascenso. Algunos tramos de senderos, pistas y arroyos más adelante salimos a una carretera, ya en las proximidades de Santa Eulalia de Puig-Oriol.
Llegamos a nuestro alojamiento, después de cierta confusión y despistes, a las 19:50 h, después de una dura, durísima etapa, con más de 8:00 h efectivas de pedaleo. Esta noche si que me va a hacer falta la crema del "culete".

Datos GPS:
Distancia: 86,5 km
Desnivel acumulado: 2.760 m                      Altura máxima: 1.337 m
Tiempo en movimiento: 08:10 h                   Tiempo total: 11:20 h
Velocidad media (mov): 10,6 Km/h             Vel media total: 7,7 Km/h
IBP: 224

Etapa 3 (Santa Eulalia de Puig-Oriol - Torelló): 41,5 km. 910 m de desnivel
Llueve intermitentemente, al igual que la pasada noche, mientras desayunamos. Comenzamos a pedalear, a las 9:00 h, y hacemos, sin lluvia, aunque con problemas de cambio y cadena debidos al barro desde el inicio, el trayecto hasta Perafita. Punto de control que aprovechamos para suplir las carencias del desayuno con algunos de los dulces y exquisiteces de Forn Franquesa.
Continuamos pedaleando, esta vez bajo una fina lluvia, junto al grupo de Sant Sadurní d´Anoia, del cual nos distanciamos poco antes de que, en Sant Boi de LLucanes, nos sorprenda una lluvia intensa. Nos ponemos a resguardo unos minutos y retomamos la marcha circulando por caminos, con tramos embarrados, y algunos entretenidos senderos.
Nos sorprende, en campo abierto, una intensa lluvia, tormentosa y con granizo, hasta que conseguimos refugiarnos al “abrigo” de la pared de una caseta. Continuamos, ya empapados, pasando junto a Vilanova y Casanova de la Coma. Circulamos por pistas y caminos y comienza nuevamente a llover con fuerza. Alcanzamos un tramo infernal, junto a diversos arroyos, en el que al agua que cae del cielo se le suman las salpicaduras de agua del arroyo y el barro del terreno, así como el remojo intermitente de pies y zapatillas en los cruces del mismo.
Alcanzamos una carretera, junto a un restaurante, completamente empapados, ateridos de frío y con manos y pies helados. Entonces, aparece el diablo de la ruta, al cual habíamos ido esquivando en los tramos más duros de los días anteriores, y nos tienta con una ducha, una comida caliente y el horario del viaje de vuelta a nuestras madrigueras. Caemos en la tentación, vendemos nuestra alma de liebre al diablo, y efectuamos el resto del trayecto (7,0 km) a Torelló por carreteras secundarias, dejando pendiente unos 18 km del recorrido original de la ruta. A las 13:45 h llegamos a la oficina de Tracks del Diable, en donde esperamos, tiritando de frío, la llegada de Jordi que nos acompaña al Club de Tenis para ducharnos. Después de una reparadora comida en Cal Pagés y la recogida de maillots de ruta regresamos a Yecla.

Datos GPS:
Distancia: 41,5 km (54 Km recorrido oficial)
Desnivel acumulado: 910 m  (1.437 m recorrido oficial).
Altura máxima: 958 m
Tiempo en movimiento: 03:25 h   
Velocidad media (mov): 12,0 Km/h     Velocidad media total: 8,7 Km/h
IBP: 73

Ahora ya, de vuelta en casa, y una vez reposadas las impresiones y sensaciones vividas, podemos decir que la ruta es muy recomendable y no te deja para nada indiferente. El recorrido discurre por carriles o caminos rotos, poco transitados, en continuo sube-baja, y, en su mayor parte, especialmente “diseñados” para bicicleta de montaña. La longitud de senderos es inferior a la que esperábamos, aunque su falta se compensa, sobradamente, con la tranquilidad del entorno y las impresionantes vistas y paisajes del recorrido y, en especial, el tramo entre Tavertet y el Salt de Sallent, sencillamente espectacular, que no tiene nada que envidiar a las etapas “reinas” de otras rutas del Pirineo. Otra característica reseñable de la ruta es que pese a que el recorrido discurre próximo a distintas poblaciones, en todo momento transmite la sensación de estar pedaleando en plena montaña, por zonas solitarias  y apartadas.
Los tramos de senderos o embarrados, cruces de ríos o arroyos y algunos inevitables despistes o paradas fotográficas condicionan que la velocidad media sea baja. A ello hay que añadir que la realización de la ruta en tres etapas supone, al menos, dos duras jornadas de bicicleta, con desniveles acumulados ampliamente superiores a los 2.000 m. En cuanto al estado de los senderos, estos se encuentran, en su mayor parte, bastante marcados y con firme regular, siendo de dificultad técnica moderada y con práctica ausencia de descensos técnicos o peligrosos.

Por último, destacar que en este caso, y a diferencia de otras rutas con un trato más impersonal, la organización (Jordi) vela por que todo vaya bien, dispuesto, como pudimos comprobar, a prestar ayuda o solución a cualquier posible problema que pueda surgir. Jordi, gracias por todo y nos vemos en Tracks dels Volcans.
Ahora, a entrenar por nuestro Altiplano para, en este próximo verano, pedalear por rutas endureras del Centro Btt Pirineos Zona Zero en Ainsa-Bielsa.

Contratación/información:  http://www.tracksdeldiable.com/

5 comentarios:

Liebre Valiente dijo...

Como siempre una crónica impresionante.
Y por lo que veo os lo habéis pasado muy bien."Que envidia",a ver si algún día puedo una escapada de estas.
Enhorabuena a los tres por haber superado este pequeño gran reto y nos vemos por los montes.

Liebre Valiente dijo...

QUE PAISAJES,QUE VISTAS,"QUE GUAPO,GUAPO,GUAPISIMO"

Sergi dijo...

Soy uno de los de St. Sadurní con los que compartimos esta fantástica pero dura ruta. Gracias por la reseña de toda la ruta me parecia que volvía a recorrerla, muy currada. Esperemos encontrarnos algun otro día pedaleando por estos mundos. Saludos, Sergi

MANU dijo...

Muy buena cronica y menudos paisajes... enhorabuena a los tres...

Gustavo dijo...

Que envidia, unos paisajes brutales, enhorabuena!!