lunes, 25 de febrero de 2013

SIERRA ESPUÑA 2X1

Sierra Espuña Épica o Sierra Espuña 2x1 podría denominarse la ruta que tuvimos el placer de disfrutar y sufrir 9 liebres el pasado sábado por Sierra Espuña: 2x1, por la longitud, variedad e intensidad del recorrido que más que una ruta lo convierten en dos rutas juntas, y 2x1 por las condiciones meteorológicas que nos han acompañado, cambiantes entre el otoño, el invierno e incluso la primavera, y que han amenizado la ruta con ratos alternos de lluvia, granizo, nieve y sol y que no han mermado, en ningún momento, las ganas y motivación del pelotón de liebres.
A las 8:25 h comenzamos a pedalear por el canal de servicio del Trasvase y a escasamente 1 km del inicio enfilamos el ascenso por el exigente, largo y zigzagueante sendero de las Mil Curvas que, después de 6, 5 km, nos conduce hasta una pista. Continuamos todavía ascendiendo un corto tramo y a continuación iniciamos el descenso, cruzamos la carretera principal del parque y seguimos por una pista, en ligero descenso, que posteriormente se convierte en sendero. Nos desviamos por otro sendero y nos acercamos al curso del río Espuña, a la altura del refugio de Fuente Bermeja, al que le siguen otro corto tramo de pista y un sendero paralelo al curso del barranco de Leyva.
Continuamos este y otros senderos, con algunos sube-baja, y alcanzamos la pista de La Perdiz a la altura del collado de los Siete Hermanos (Km 19). Descendemos un tramo de asfalto hasta que nos desviamos por una pista que sigue, en prolongado y a ratos exigente ascenso, el curso del río Espuña.
La pista acaba, hacemos una parada de rigor, y retomamos el ascenso por un zigzagueante sendero que, aunque todavía en ascenso, resulta más ameno e incluso llevadero que la pista anterior. Pasamos junto a la Casa de las Labores, acompañados por unas gotas de lluvia, y tomamos una pista que, después de un posterior desvío, nos conduce al camino de la Peña Apartada. Agradable, estrecho y poco transitado camino, con relictos de encinas, que se convierte en un fantástico y técnico sendero de descenso, conocido por los bikers locales como "La Salvaje", que hace las delicias de las liebres y nos permite pedalear, o más bien dejarnos caer y desgastar nuestros frenos, por un tramo alejado del firme y trazado "ingenieril" de la mayor parte de los senderos de Sierra Espuña. 
Comienza a llover con más intensidad, pasamos junto a un área de acampada y continuamos por un sendero hasta el bar de la Fuente del Hilo (Km 31,7), plagado a estas horas (12:00 h) de ciclistas y otros singulares especímenes, degustando sus respectivos ranchos.
Deja de llover, sale tímidamente el sol, nos resistimos a desaprovechar el crédito disponible de bono-bici-familiar, y retomamos la ruta, en ascenso, por la carretera central del parque. Carretera por la que, unas horas después, ese mismo día, pasará la vuelta ciclista a Murcia y en la que ya se observa la presencia de espectadores. Después de 3,8 km de asfalto nos desviamos, todavía en ascenso, por otro de los largos senderos zigzagueantes de la jornada.
Vemos como se va acercando la tormenta, comienza a llover, seguimos ascendiendo, comienza a granizar, seguimos ascendiendo, comienza a nevar y seguimos ascendiendo. Unas liebres ciclan el sendero en su totalidad, otras liebres no llevan las piernas para muchos trotes y tienen que poner pie a tierra en más de una curva y otra liebre, aquejada de calambres, se ve obligada a hacer intermitentes paradas.
Con ventisca y nieve azotando la cara llegamos a Collado Mangueta. Descartamos visitar el pozo (de nieve) de Cartagena, alcanzamos las máximas cotas de la jornada (1.402 m), y nos dirigimos directamente a los pozos (de nieve) de Murcia (Km 40. 13:45 h) envueltos, esta vez, por un auténtico entorno y ambiente invernal.
Nos ponemos los impermeables, aprovechamos para tomar un plátano y una barrita y, sin más preámbulos, comenzamos el descenso por un sendero, parcialmente rocoso, que discurre junto a una vaguada en un entorno kárstico. Sendero agradable, aunque limitado en su ciclabilidad (unos 200-300 m) por la presencia de irregularidades y escalones rocosos, a los que se le suma, en esta ocasión, algunos metros adicionales más debido al estado húmedo y resbaladizo de las rocas.
Conforme descendemos y llegamos a Collado Blanco, la ventisca y la niebla van remitiendo y nos permiten disfrutar, hacia el este, de las vistas del valle y paredes de Leyva y, hacia el oeste, de las campas de Prado Mayor.
Bajamos la pista del valle de Leyva a toda velocidad y, después de algún despiste, nos desviamos por la "senda de los Dinosaurios" que nos conduce, después de haber tenido la oportunidad de comprobar en su resbaladizo puente colgante como al buen estado de forma de algunas liebres no acompañan las habilidades funámbulistas, al bar y área recreativa de La Perdiz (Km 48,3. 14:50 h).
Después de unas cervezas y bocatas en una soleada mesa, unos 25-30 minutos más tarde retomamos el descenso. Nos acercamos nuevamente al curso del río Espuña, pedaleamos un corto tramo común con el itinerario de ida, y seguimos por una pista y posteriormente un largo, rápido y entretenido sendero.
Descartamos un desvío por un sendero por el que sigue el track, de acceso prohibido según reza un cartel de agentes Medio Ambientales, lo que nos obliga a descender hasta el curso del río Espuña y tener que volver a ganar altura (unos cien metros), por la ladera opuesta, hasta llegar a otro sendero junto a un punto por el que habíamos circulado en el recorrido de ida. A partir de aquí, comenzamos a perder poco a poco altura por sendas ingenieriles que después de pasar por el Caño Espuña nos acercan al Canal del Taibilla.
Seguimos en suave llaneo, aunque con algún repecho puntual de subida, por un sendero paralelo a este canal que al final abandonamos por una última trialera. Por fin, y al igual que después de la tormenta llega la calma, alcanzamos, a una soleada hora (16:30 h), el canal de servicio del Trasvase que acoge a nuestras castigadas piernas y brazos con su homogéneo, llano y horizontal firme y nos conduce, ya en suave pedaleo, a los vehículos. 
Que tendrá Sierra Espuña que, una vez más, y al igual que las veces anteriores, acabo una ruta no solo con ganas de que llegue la siguiente salida (Alcalá del Júcar), si no además visualizando mentalmente nuevos itinerarios y variantes por la propia Sierra Espuña que nos acerquen al Pedro López, Malvariche, Prado Mayor, los senderos de El Berro, etc ...., aunque, bueno, esa película la dejaremos para la próxima.

Brutal el recorrido, brutal la paliza, brutal los contrastes meteorológicos y, una vez más, excelente camaradería en un grupo, cada vez más compacto, de "enganchaos" al que no asustan ni las cuestas, ni los senderos, ni los tramos a pie, ni las inclemencias meteorológicas. Otro, y ya van unos cuantos y los que quedan por llegar, día de bicicleta para recordar. 
Track:

Datos prácticos:
Distancia: 64,0 km
Desnivel acumulado: 2.330 m                               Altura máxima: 1.402 m
Velocidad media (mov): 10,6 km/h
Tiempo en movimiento: 6:05 h.
Dificultad física (Alta) y Técnica (Media-Alta).
IBP: 167
Ciclabilidad 99 %. Puntuales tramos a pie, si las fuerzas escasean, en los zigs-zags de la senda de subida a Collado Mangueta. Tramos intermitentes a pie, debido a escalones e irregularidades rocosas, en el sendero desde los Pozos de la Nieve a Collado Blanco.

domingo, 17 de febrero de 2013

BÚNKERS DE LA GUERRA CIVIL DE ALMANSA

(Texto: Chir-liebre)
La de hoy ha sido una de las etapas más esperadas de los últimos meses. Estuvo programada para el 12 de enero pasado, pero se aplazó por causas justificadas. En el fondo, una suerte que nos ha brindado un día primaveral para disfrutar de una magnífica ruta.
Empezamos con el inicio de la ruta Yecla-Cofrentes. Un trayecto que pasando por las casas Almendros, donde se rompe la primera cadena de la mañana, Tres Pinos, Jódar y Hoyuelas constituye una agradable sucesión de caminos serpenteantes entre los pinares de la sierra de Jódar, hoy libres de la invasión de boletaires del pasado otoño. Al poco de cruzar la carretera de Almansa, los molinos de viento del parque eólico de Las Hoyuelas sustituyen a los pinos, y los viejos caminos semiabandonados se ensanchan y allanan en rápidas pistas que permiten distraer la vista en el imponente paisaje rural de la zona. A lo lejos, aparece el Mugrón, el impresionante farallón rocoso que va a presidir la mayor parte de la ruta.
Dejamos la pista y buscamos la pedregosa vereda que lleva a la Casa de Las Hoyuelas completando el recorrido por la altiplanicie del mismo nombre para afrontar una vertiginosa bajada en la que una liebre se llevó el mayor susto de la mañana y que por suerte se quedó en eso. Poco antes el compañero David abandona la ruta por ineludibles compromisos. Espero que con este relato se haga una idea del resto de la jornada.
Sin dar tiempo a que la tropa se acomode con tanta pista en buen estado, nos desviamos a la izquierda para esquivar en lo posible la carretera Almansa-Montealegre. Carriles, ribazos y orillas de bancal nos dejan muy cerca de nuestro primer objetivo: dos bunkers próximos a la Casa de Sopaigón. El acceso desde la carretera está escondido, pero según se avanza la senda se clarifica. Reponemos fuerzas y comprobamos la estratégica situación de la defensa, en un promontorio dominando la carretera.
Continuamos la ruta por un camino entretenido que discurre paralelo a la Rambla y Barranco de las Minas, hasta llegar a la Casa de los Valencianos, atravesando la interesante zona boscosa que rodea el Pantano de Almansa, que vemos brillar a la luz del sol varios cientos de metros más adelante.
Cruzamos vías de tren, carreteras y autovía, inevitablemente por asfalto. Perdemos a otro componente del grupo y nos dirigimos hacia lo que queda de la Casa Boga visitando en la zona dos nuevos emplazamientos defensivos, y teniendo que reparar otra cadena rota entre uno y otro.
El tránsito entre atochares por sendas desaparecidas se hace lento, pero pronto alcanzamos los bunkers más visitados, situados al pie del Mugrón. Visto de cerca nos parece un monte enorme y magnífico, que nos invita y desafía. Aceptaremos el reto cualquier día de estos.
Las trincheras y los puestos para ametralladoras hacen pensar en lo que sucedió; quizás no allí mismo, pues la batalla no llegó hasta la zona, pero con seguridad en otras regiones de nuestro país.
El tiempo pasa y ya es mediodía. Decidimos aligerar la ruta, manteniendo el recorrido pero limitando las paradas. Descendemos hasta cerca de la carretera. Varias bodegas y sus viñedos ocupan la solana y otros tres bunkers se apostan con sus troneras abiertas hacia las antiguas carreteras de Albacete, hoy autovía, y Alpera.
Otro insulso tramo de asfalto nos permite cruzar la autovía para recorrer el paraje de la Casa del Charco, donde sucesivas fortificaciones dominan en paso de ferrocarril. Paramos a reponer fuerzas en una de ellas y llegamos al final del recorrido turístico. Nos quedan 35 km para llegar a Yecla.
En la Casa Cohete dejamos de lado el camino hacia Belén y nos adentramos de nuevo en ondulados caminos en terrenos quebrados y rojizos, exigentes para la mayoría a esas alturas de la ruta. Volvemos a cruzar la carretera de Montealegre y llegamos a Botas con la intención de tomar agua en la fuente de Los Rosales. Pero comprobamos que en Castilla La Mancha el eslogan "agua para todos" no tuvo mucho eco, y un señor, acaparando en decenas de garrafas todo lo que salía por el caño, no mostró intención alguna de interrumpir su faena para permitirnos beber. Igual es que la fuente, de aguas con propiedades médico-medicinales, ha sido privatizada, perdón, externalizada su gestión,  junto con algún hospital comarcal de la zona. Ea; son los tiempos que corren.
Así llegamos a terreno conocido y eso levanta el ánimo de las liebres. Vamos hacia los Pozuelos. Admiramos otra vez, y nunca nos cansaremos, las imponentes encinas, solitarias en los campos de cereal. Un pinchazo nos parece una bendición y nos permite un rato de relax al sol, sobre la yerba, junto a la era de la casa que da nombre al paraje. El grupo pierde otras cuatro liebres que terminarán la salida por la carretera, y que espero que llegasen sin novedad.
Nos encaminamos hacia Tobarrillas y otro pinchazo nos devuelve a la realidad: no va a quedar tiempo para la cerveza, único detalle que a la postre iba a faltar para que la ruta saliese redonda. Recordamos un tramo de la I Vuelta al Término de Yecla en BTT y tras dejar a derecha la senda de subida a los molinos, iniciamos el tramo final de la ruta. Por una, sorprendente para muchos, sucesión de caminos de monte y rodadas llegamos a cruzar la Rambla de Tobarrillas, que recorremos por su margen izquierdo hasta llegar al definitivo camino de lo Derramadores que acaba en la vía de servicio. El tramo final de asfalto que recorremos silenciosos, pensando cada uno en la excusa que iba a poner al llegar a casa, y que nos dejará en Yecla, con un molesto viento de cara, a las 14:25.
Una ruta larga, casi tanto como esta crónica. 91 kilómetros esencialmente rodadores por una variedad de terrenos y parajes que hacen agradable y divertido el notable esfuerzo que se precisa para completarlos.
La visita resulta muy interesante. Sin dejar de tener presente en ningún momento que son el fruto de algo tan terrible como una guerra, los bunkers constituyen una visita recomendable, interesante y curiosa. Junto al paisaje, con el Mugrón siempre presente y el terreno,  áspero de sus faldas y roto y erosionado en el entorno del Pantano, justifican de sobra la realización de esta ruta que no ha defraudado a ninguno de los participantes.
Track definitivo:

Datos GPS:
Distancia: 87,5 km
Desnivel acumulado: 1.140 m
Tiempo en movimiento: 05:10 h
Velocidad media (mov): 16,8 Km/h
Dificultad Física (Media-Alta) y Técnica (Media-Baja)

SIERRA Y HUERTA DE RICOTE (SENDERISMO): SENDERO DE LOS MORISCOS PR-MU 8

Tranquila, cómoda y suave excursión, apta para todos los públicos, que discurre por la Sierra y Huerta de Ricote siguiendo el PR-MU 8 y un corto desvío, por la variante PR-MU 8.1, para visitar el paso conocido como "El Carrerón".
Llegamos a Ricote, desde Ojós, y nos desviamos, a derecha, por la avenida Juan Carlos I y calle Cañadas, en donde empezamos a ver señales blancas y amarillas de PR. 
Comenzamos a caminar por un sendero que parte desde el Área Recreativa del Mirador de Solvente, pasamos bajo la "Ventanica de Ojós" y nos desviamos a un mirador natural del embalse y azud de Ojós.

Continuamos por un empedrado y cómodo sendero, balcón natural sobre el río segura y el embalse.
Salimos a la curva de una pista forestal, que seguimos en sentido ascendente, y unos kilómetros más adelante nos desviamos, a izquierda, por la variante PR-MU 8.1 (no señalizada), siguiendo el camino empedrado de la vía pecuaria de la Vereda de Ojós, hasta alcanzar un pasillo o entalladura en la roca conocida como "El Carrerón".
Retrocedemos sobre nuestros pasos, alcanzamos nuevamente la pista y continuamos hasta cruzar una carretera y llegar al Albergue de La Calera, en donde aprovechamos para contemplar la Huerta de Ricote desde su mirador.
Seguimos por esta pista y poco después nos desviamos, ya en descenso y en dirección a Ricote, por un camino en pronunciada pendiente. 
Llegamos al lavadero público de Los Molinos.
Retomamos el descenso.
Un tranquilo y agradable paseo por la huerta, entre limoneros y almendros en flor, nos conduce nuevamente hasta Ricote
Aprovechamos para visitar parte del casco antiguo de Ricote, plagado a estas horas de excursionistas, y tomar unas cervezas y tapas típicas en el Bar Plaza a los que acompañarán, algo más tarde y junto a un café, unos bizcochos borrachos de Ojós.

Track:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=3839948

Datos prácticos:
Distancia: 9,6 km
Tiempo (mov): 02:40 h (ritmo tranquilo)
Desnivel acumulado: 400 m
Dificultad: Moderada.