jueves, 7 de noviembre de 2013

SIERRA ESPUÑA 2X1- SEGUNDA EDICIÓN

(Texto Chir-liebre)
Este pasado viernes, día de Todos los Santos, Las Liebres nos fuimos a Sierra Espuña por segunda vez este año. Tal fue el buen sabor de boca que nos dejó la ruta que realizamos en febrero que hemos repetido la zona con una segunda parte en este otoño del 2013 que no termina de llegar. Y, efectivamente, empezamos esta nueva edición con las mismas ganas y entusiasmo con que terminamos la anterior.
El número total de participantes fue muy notable: diecinueve. Quince miembros del Club, (bienvenido, Carlos, que ya eres de los nuestros) y cuatro Fuera Pistas que se apuntan a las mejores y siempre son bien recibidos, lo cual no es nada nuevo porque aquí todo el mundo es amigo.

A las 8:30 conseguimos arrancar la marcha en una mañana con muy buena temperatura y sin viento: las mejores condiciones para montar en bici.
Empezamos con un kilómetro contra la corriente del canal del Trasvase para entrar en harina a balón parado y sin más preámbulo. Una senda en subida hasta el km 2,3 nos hace entrar en calor. Se sucede una bajada y un tramo de enlace por caminos hasta llegar a otra serie de sendas en subida que en el km 11 descienden por pistas hasta la pedanía de El Berro.
Continuamos por unos caminos rurales que, repecho tras repecho, finalizan en un cortijo en ruinas. Allí un empinado sendero nos lleva a la pista asfaltada en continuo ascenso que dejamos en Prado Chico, km 20 de la ruta. 
El camino, ahora de tierra, sigue subiendo entre pinares hasta alcanzar el Collado del Rayo. Poco después llegamos a Fuente Blanca, km 28. Reponemos agua y fuerzas. 

Y retomaremos la ruta adentrándonos en la senda que recorre el barranco de Malvariche. Un tramo duro, difícil y lento. La senda, muy sucia, llena de piedras y escalones rocosos, solo está al alcance de nuestros Messi y Ronaldo (que cada cual elija a cada quién). Nos obligó a hacer demasiados tramos a pie y se cobró algunas víctimas, entre las que me cuento. Espero no acabar siendo "El Manco de Sierra Espuña".
Creo que fue de las pocas veces en que he visto a Las Liebres deseando que acaben las sendas y que empiecen las cuestas; que volvieron en el km 32 y duraron 9.250 metros para ascender 728 m hasta llegar a los 1.568 m del Pedro López, desde cuyas alturas Andrés, Miguel Lucas, Paco Sánchez y yo pudimos contemplar las impresionantes vistas que alcanzaban el mar. 
La cuenta del GPS llega a los 2.000 metros ascendidos. El resto del grupo, ocupado en medir sus fuerzas en las duras cuestas finales, había pasado de largo. 
Nos volvimos a reunir en el km 42,5 para visitar juntos los numerosos pozos de nieve que existen en la cumbre de Sierra Espuña que son algo curioso y digno de ver.
Tras el breve periplo turístico empiezan las bajadas. En el Collado Mangueta empezamos por una zigzagueante senda que acaba en la carretera del Collado Bermejo. Las cerradas curvas se suceden y el personal disfruta de lo lindo en los 4 km de zigzag; justa recompensa tras el duro sacrificio de alcanzar la cumbre.
Un corto tramo de asfalto y tomamos otra sucesión de sendas que descienden durante más de 4 km hasta el Barranco de Leyva. Sendas cómodas pero a tramos muy cerradas, en las que las liebres se dejaron el pelo y la piel en las coscojas, saliendo arañadas como de una pelea con gatos.
Llegó después lo que muchos sabíamos pero no queríamos reconocer: 4 kilómetros largos de subida hasta completar el Km 63 con agradables sendas en ascenso hasta cruzar la carretera de la Sierra, que continúan en un tramo de pista que sigue picando hacia arriba pero ya con menos saña.

Y por fin el broche final: la bajada por la senda de las Mil Curvas. 7,5 km hacia abajo por un sendero ancho, rápido y revirado que dejaron en todos un magnífico sabor de boca y la sensación de que los arañazos, las caídas, los golpes contra los árboles, los pinchazos, las cadenas rotas, la interminable subida, el monótono asfalto y las excesivas horas empleadas en la ruta habían merecido la pena.
En esta ocasión Sierra Espuña ha mostrado una visión muy distinta, no tan amable, de la que nos ofreció en febrero. Los interminables meses de sequía han hecho mella en las sendas, que en poco se parecían al terreno cómodo, húmedo y asentado de la vez anterior. El recorrido por la cara norte obliga a ascender a la cumbre por pistas, algunas incluso asfaltadas. Discurren por parajes de indudable belleza, pero se pierde el encanto de ascender por los senderos zigzagueantes de la otra vertiente, que son, probablemente, el elemento más peculiar de las Sierra y que la convierten en un sitio especial para la práctica de la bicicleta de montaña. Un verdadero parque temático BTT.

A pesar de ser un grupo tan numeroso, con niveles e intereses dispares, con las inevitables averías y desesperación momentánea de algunos, la ruta se desarrolló con normalidad y terminó como debía: con una merienda (ya no era hora de comidas) en el Jarro de Oro que fue vista y no vista. Porque eso sí, pedaleando somos de primera, pero comiendo ganamos la liga de campeones. Y ahora, tras nacionalizar a Carlos el ontureño, ya sí que no tenemos rival.

Track: Aquí

Datos GPS:
Distancia: 69 km.
Desnivel acumulado: 2.290 m.
Tiempo en movimiento: 6:40 h.
Dificultad Física y Técnica Alta.
IBP: 174
Observaciones: tramos no ciclables y cerrados por la vegetación en el sendero del barranco de Malvariche.



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